martes, abril 25, 2006

El Golpe de Audacia

Debajo copio una prédica de Cantalamessa que tuve el privilegio de escuchar en persona. La he transcrito de una grabación y he tratado de ser lo más fiel posible a la prédica, así que dejo los errores de gramática y conjugación que cometió Cantalamessa en su español, que a pesar de todo es riquísimo y de muy fácil entender; del mismo modo dejo sus interactuaciones con el público, de unos 3,000 a 4,000 católicos, con la cuantiosa participación de religiosas y sacerdotes.

El Golpe de Audacia

Vamos a escuchar lo que pasó después que los apóstoles se quedaron llenos del Espíritu Santo. Primero Pedro tuvo que explicar a la gente curiosa lo que habia pasado porque la gente estaba llena de maravilla, se asustaba, no sabía qué era, y algunos pensaban que se habían embriagado de mosto. Entonces Pedro dice que ahora está pasando lo que el profeta Joel había profetizado. Pero se siente que Pedro tiene prisa en dar estas explicaciones a la gente porque le apresura algo, tiene algo en su corazón más importante qué anunciar y vamos directamente a escuchar esta parte donde Pedro habla a la gente de Jesús. Y como el nombre de Jesús tiene que resonar se necesita que todas las voces se callen:
"Varones Israelitas escuchad estas palabras, Jesús de Nazareth, hombre probado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por él en medio de vosotros como vosotros mismos sabéis, a éste, entregado según el designio determinado y la preciencia de Dios, después de fijarlo en la cruz por medio de hombres sin ley, le disteis muerte. Al cuál Dios resucitó después de soltar las ataduras de la muerte por cuanto no era posible que fuera dominado por ella."

Hay una cita de un salmo aquí y después la conclusión.

"Tenga pues por cierto toda la casa de Israel, que Dios le ha hecho Señor y Mesías a éste Jesús a quien vosotros habéis crucificado."

¿Qué significa esto? Esto quiere decir que el primer fruto de la venida del Espíritu Santo es que Jesús es proclamado en el poder del Espíritu con fuerza y poder. Esto significa que Pentecostés no nos hace olvidar a la obra de Jesús, la pneumatología, se diría en teología, no obscurece la cristología, en cambio, solamente ahora se conoce quién es verdaderamente Jesús. Pedro y los apóstoles habían vivido junto a Jesús, habían escuchado el Evangelio de la boca misma de Jesús, pero no habían entendido casi nada. Ahora se siente que Pedro conoce quién es Jesús, ahora lo sabe, que con lo que ha pasado esta semana cuando todos habían huido, el mundo había cambiado, ahora se siente que Pedro no tiene simplemente un conocimiento más profundo de Jesús, sino que un amor, un entusiasmo por Jesús, ahora está preparado a dar su vida por Jesús, y aquí vemos que no se puede tener una nueva evangelización si no se pasa a través de un nuevo pentecostés. Esta es lo que falta, al comienzo del milenio hemos lanzado una ola de nueva evangelización y muy a menudo nada ha pasado, no han nacido hijos de Dios nuevos ¿por qué? Porque el Jesús que se presenta es un Jesús muy intelectual, muy abstracto, no es el Jesús resucitado y vivo! Que solamente el Espíritu Santo puede revelar.

En Florencia, no sé si mucho de ellos lo saben, hay una estatua muy famosa de Miguelángelo es el David, la estatua del David, y los turistas que van a visitar a florencia se paran frente a esta estatua que está en la plaza mayor de Florencia y admiran esta estatua, y se dicen sus comentarios entre ellos, pero no saben que esta estatua es una imitación, una reproducción, el verdadero David de Miguelángelo está en otro sitio al interior de un museo y se tiene que tomar tiempo y dar dinero, cuesta dinero, para ver a la auténtica "David" de Miguenlángelo. Y esta me parece un poco una imagen de lo que pasa con Jesús, mucha gente está frente a un Jesús que es una imitación pobre, no es el verdadero original Jesús que está al interior de la Iglesia que sólo se puede encontrar si se pasa por este pentecostés.

Pedro concluye todo este anuncio de Jesús con una proclamación que parece ser la primera definición "ubi et orbi" es decir, el primer pronunciamiento de un Papa, porque San Pedro, después de todo era el primer Papa, y él dice "sepa con certeza toda la casa de Israel" hoy en día diría "sepa con certeza todo el mundo", este es un hablar con autoridad, no da razones, no da explicaciones, sino que anuncia con autoridad, es la autoridad profética, esto es un hablar profético. "Sepa con certeza todo el mundo que Dios ha hecho a éste Jesús, Señor y Cristo, Señor y Mesías".

Entonces parece que en estos dos títulos se resume todo lo que es necesario conocer de Cristo. Sabemos la importancia que tenía, por Pablo, este título de Jesús, Señor. Él dice en la Carta a los Corintios, "ninguno puede proclamar que Jesús es el Señor si no está bajo la acción del Espíritu Santo". Por supuesto cada persona puede decir con sus labios "Jesús es el Señor", pero esto no cambia nada, para decirlo de manera kerygmática, de manera que te, que tú entres en el Señorío de Cristo se necesita decirlo en el Espíritu Santo y sabemos, pues hemos proclamado ya lo que dice en la carta a los Romanos, y vamos ahora a repetirlo como una proclamación comunitaria lo que dice Pablo:
-"si con tus labios tu profesas ¿qué?"
-Jesús es el Señor
-"y si en tu corazón tú crees ¿qué?"
-Dios lo resucitó de entre los muertos
-"tú serás ¿qué?"
-Salvo.

Entonces parece que simplemente proclamando que Jesús es el Señor uno entra en el mundo de la salvación, está salvo. Esto no significa que no necesita el bautismo, los sacramentos, La Iglesia, pero ya ha entrado, ha entrado en el mundo misterioso del Señorío de Cristo. ¿Por qué esta importancia? Hay otros títulos de Jesús, como "Hijo de Dios", "El Verbo de Dios", "El Logos" y muchos, muchos títulos. ¿Por qué este "Señor" parece tener tal importancia que es el primer anuncio de La Iglesia? Aquí en el discurso de Pedro hay el primer Kerygma, es decir, el primer grito de La Iglesia, y La Iglesia, el cristianismo, se abrió su camino en el mundo, precisamente con esta espada, esta era la espada del Espíritu: Jesús es el Señor.

Primera razón, por qué este título tiene una importancia particular, es que en él se resume todo el misterio pascual, quien dice Jesús es el Señor está diciendo, Él murió por nuestros pecado, resucitó por nuestra santificación, nuestra justificación, entonces es el Señor. El Señorío de Cristo es el estado creado por el acto de la resurrección, la resurrección de Cristo es un acto que después se ha vuelto en un estado permanente que es precisamente el estado que está designado con el título de "Señor", el Señorío de Cristo. Parece que somos nosotros que hacemos de Jesús el Señor.

¿Cómo nosotros hacemos de Dios el Señor?. Cuando Dios creó el mundo, el cielo y la tierra, era Dios, pero no era todavía Señor, porque solamente Dios se vuelve Señor cuando hay criaturas racionales, inteligentes, que pueden proclamarlo, aceptan su Señorío. Entonces Dios antes de crear al hombre era Dios, pero no era todavía Señor, es Señor cuando hay criaturas que se someten a Él, lo reconocen como un Señor, es lo mismo de Jesús, somos nosotros que proclamando a Jesús "Señor" de una cierta manera hacémoslo, lo proclamamos como tal.

He aquí la importancia, porque el misterio pascual, despierta su fuerza, estalla su fuerza, cuando una persona en espíritu de fe, proclama "Jesús es el Señor". Y después hay una razón mas subjetiva, más existencial; porque este título tuvo un papel tan importante en la primera evangelización y tiene que tenerlo también en nuestra evangelización. Y es que quien dice "Jesús es el Señor" no está proclamando simplemente una verdad, sino que está tomando una decisión personal, está tomando la decisión de su vida.

En los primeros siglos de La Iglesia, este significado estaba manifestado por unos ritos que acompañaban el bautismo, según el ritual antiguo, la persona que estaba a punto de ser bautizada, primero tenía que volverse hacia occidente, donde se pone el sol, que es símbolo de la noche, de las tinieblas, entonces del maligno, de Satán y tenía que hacer signos, gestos de rechazos, incluso esputar ¿esputar se dice en castellano? Escupir! Escupir! Tengo que perfeccionar mi castellano mientras todavía me lo escriben. Y después estaba invitado a volverse hacia Oriente donde sale el sol, símbolo de la luz, del sol de Justicia, de Cristo, y tenía que hacer gestos de reverencia profunda, se inclinaba profundamente como quien acepta su Señor, acepta el capitán del ejército en que quiere enrrolarse. Ahora de todo esto permanece simplemente un esquema muy sencillo, ¿renuncias a Satanás?, ¿renuncias al pecado? -Sí renuncio y -¿aceptas a Jesús? Pero en la antigüedad era más claro que en este momento la persona está decidiendo de su vida, está decidiendo quien será el sentido de su vida, el centro de su vida, el gozo de su vida.

Por esto, me parece, esta me parece la razón que explica la conducta de los poseidos por el demonio en los evangelios, en este punto los demonios se hacen nuestros maestros, sin saberlo, sin quererlo. Cuando los poseidos por el demonio encuentran a Jesús en los evangelios, ellos pueden gritar: "sabemos quien eres, tú eres el Hijo de Dios; sabemos quien eres, tú eres el Santo de Dios". Parece que no tienen dificultad en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, el Santo de Dios. Pero nunca encontrando a Jesús dicen "sabemos quien eres, tú eres el Señor", esta palabra no sale jamás de los labios de los que están poseidos por el demonio, porque proclamar a Jesús Hijo de Dios significa reconocer un hecho que no depende de ellos, que no pueden cambiar, entonces, no tienen dificultad, los demonios saben que Jesús es el Hijo de Dios. A veces, especialmente cuando hablo al clero y a los pastores, digo "desgraciadamente no todos los teólogos saben que Jesús es el Hijo de Dios, pero los demonios sí que lo saben".

En cambio decir al Señor "tú eres el Señor" significa decir "nos sometemos a ti" porque decir "tú eres el Señor" significa decir "tú eres mi Señor, yo acepto tú Señorío" y esto los demonios no pueden decirlo porque por supuesto se volverían de nuevo ángeles de luz. Donde se ve que decir "Jesús es el Señor" es una cosa muy seria, significa tomar la decisión que cambia la vida.

Uno que hizo una experiencia de esto, muy fuerte, fue Pablo, el apóstol Pablo, y él cuenta su experiencia como quien da su testimonio en la carta a los Filipenses, en el capítulo tercero y escuchamos:

"aunque yo podría confiar en la carne, y si hay algún otro que crea poder confiar en ella yo más todavía, circuncidado el octavo día, de la raza de Israel de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos y según la ley fariseo y por el celo de ella perseguidor de la Iglesia; según la justicia de la ley irreprensible."

Ha hecho el retrato de lo que era antes y es un retrato positivo no negativo, lo que dice son títulos de mérito, circuncidado al octavo día significa como para nosotros decir, "bautizado al octavo día"; de la tribu de Benjamín de la raza hebrea significa para nosotros decir "yo pertenecía a la Iglesia católica, la estructura por excelencia de la salvación"; decir yo era fariseo es como decir "yo pertenecía a la orden religiosa más austera de La Iglesia" porque esto eran los fariseos, muy austeros. ¿Qué pasó? Porque San Pablo a este punto pone un cambio tan dramático dice:

"Pero lo que tenía por ganancia lo reputo ahora, por Cristo, como pérdida; y aún todo lo tengo por pérdida a causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor."

Es el único lugar donde emplea el singular. Pablo ha descubierto a Jesús como su Señor personal. Su Salvador y Señor personal. ¿Y qué pasa? Pasa que a partir de este momento Pablo dice yo no quiero más esta justicia, esta santidad que viene de la observancia de La Ley, porque es una pobre santidad; yo quiero la justicia que se puede alcanzar por la fe en Cristo. San pablo ha hecho el golpe de audacia en su vida, el golpe de audacia que ha dividido su vida antes y después. En la vida de cada persona se puede decir hay un evento que ha dividido la vida en dos partes, la mayoría de la gente dice antes de casarme y después de ser casado, ¿verdad? nosotros los sacerdotes decimos antes de ordernarme y después de ordenado. Parece que estos fueran momentos decisivos. En Pablo se ve que este punto que dividió, este momento que dividió la vida es el encuentro personal con Jesús, este encuentro que no se puede expresar, él podía decir "ya no soy yo que vivo, Cristo vive en mí" esto significa que ha habido un cambio tan profundo, que el mismo yo de Pablo ha cambiado, su yo verdadero ahora es el yo de Cristo.

Decía San Pablo ha hecho el golpe de audacia de su vida. Se ha apoderado de la justicia de Jesús. Ha proclamado "yo quiero solamente la justicia gratuita, que nos viene de la sangre de Cristo" y a partir de este momento se siente como el apóstol, el siervo de Cristo, el hombre nuevo, el profeta, y hermanos y hermanas estamos llamados todos a hacer este golpe de audacia en nuestra vida.

¿Qué es este golpe de audacia? Este golpe de audacia, cuando en el Espíritu Santo, porque es el Espíritu Santo que hace esto. El Espíritu Santo nos hace hacer este razonamiento: "Jesús murió por mis pecados y resucitó por mi justificación" está escrito que Dios lo hizo para mí, para mí, no para Él, Él no lo necesitaba, lo hizo para mí, redención, santificación, sabiduría, para mí.

Entonces la sabiduría de Cristo, la justicia de Jesús, toda esta santidad inmensa del Hijo de Dios, es mía! Y se espera simplemente este momento, este acto de coraje! Cuando yo en la fe, en los sacramentos, me apodero de esto, de la santidad de Jesús.

Hermanos y hermanas, ¿habéis llegado aquí para hacer este golpe de audacia?
–¿Lo deseáis?
-Sí!

Porque esto cambia la vida, este es el cristianismo, el cristianismo no es un conjunto de doctrina y de deberes. Sí hay también los mandamientos, pero esto viene después. Cada otra religión, empieza para dar mandamientos, presentar deberes, presentar un camino, y el fundador dice a sus discípulos "yo he recorrido este camino y he llegado a la iluminación, a la liberación interior. Si quieres tú puedes hacer lo mismo, pasar a través de estas mortificaciones, estas técnicas, y tú mismo llegarás." El cristianismo no es así, no empieza dando deberes o trazando un camino y diciendo... bah! El cristianismo empieza por la gracia, por el don, es Dios que ha hecho todo!, y es precisamente esta gracia que después nos empuja a la imitación. Entonces ciertamente hay necesidad del esfuerzo para querer los frutos del Espíritu, pero estos no son la causa de la gracia, sino el efecto, el efecto. Entonces la gracia no es algo merecido. No es algo que Dios está obligado a darnos cuando le presentamos lo que hemos hecho. No! Primero hay la gracia: El Reino de Dios ha llegado entre vosotros sin que vosotros lo hayáis merecido. Creed al Evangelio! Esto es todo lo que se tiene que hacer: creer al Evangelio.

Y este es el milagro que se produce en Pentecostés cuando el Espíritu nos invita a hacer este golpe de audacia.

Otro hombre que hizo este golpe de audacia fue San Bernardo. Es un doctor de La Iglesia. Y en un texto él dice: "yo cuando me falta" y quería decir cuando me falta en el campo de la virtud no de "cuando me falta" de dinero o de salud... "yo cuando me falta me lo apropio desde el costado de Cristo, yo declaro que mi justicia es la justicia de Jesús. Y si alguien me pregunta ¿qué es de tu justicia, qué haces tú? Yo le contesto: Yo no me he olvidado de mi justicia, porque yo ahora poseo la santidad de Jesús" entonces nos podemos salir de aquí mismo esta tarde, después de la Eucaristía: Santos! Santos! Y podemos, incluso, si tenemos bastante coraje, en el Espíritu, después de la comunión, presentarnos a Dios Padre y decir: "Dios Padre, ahora mírame y regocíjate. Porque yo soy tu Jesús. Él ha tomado mi pecado, yo he tomado su justicia."

Lutero, que era un hombre de Fe, a pesar de toda la polémica que hay, hay mucho que podemos compartir de este hombre que tenía una fe inmensa. Él tenía el ánimo de decir: "Jesús yo soy tu pecado y tú eres mi justicia" y podemos proclamarlo eso, es ortodoxo, también católico... Jesús, Jesús!

-Yo soy tu pecado.
–Yo soy tu pecado.
-Y tú eres mi justicia.
–Y tú eres mi justicia.
-Mi santidad
–Mi santidad.

Este es el golpe de audacia que Pablo se ha esforzado de proclamar a La Iglesia todo el tiempo especialmente en la carta a los Romanos cuando dice: "todos estábamos bajo el pecado privados de la gloria de Dios, en la impiedad" impiedad, es decir, en este estado cuando el hombre se olvida de Dios y simplemente se preocupa de sí mismo, se glorifica a sí mismo, se justifica a sí mismo, estábamos en este estado de perdición, todo, judíos y griegos, todos. ¿Qué hizo Dios? En cambio de castigarnos, Él envió a su Hijo, el cuál murió por nosotros, y de manera que ahora quien cree en Él está justificado, justificado. Después Pablo sigue dando, preservando los frutos del Espíritu, que si tienen las virtudes, que se aprendan a querer (?), pero primero dice este hecho fundamental, gratuito: Jesús murió por mis pecados!, entonces yo estoy justificado, santo, con la santidad misma de Dios, porque Dios es la fuente de toda santidad.

Y hermanos yo pienso que si queremos evangelizar hoy en día, tenemos que estar convencidos de eso. No dejemos solamente a nuestros hermanos pentecostales y evangélicos protestantes, a pesar del hecho de que muchas veces lo que dicen es muy bueno y ayuda a la gente a encontrar por primera vez a Jesús, pero sería una lástima si por escuchar este mensaje liberador la gente tendría que quitar a La Iglesia católica para irse a otras Iglesias, sería una lástima. A pesar del hecho de que yo soy muy amigo de muchos de estos, fui en la comisión católica para el diálogo con las iglesias pentecostales por doce (12) años, tengo muchos amigos, les estimo mucho, pero tengo que decir una cosa, ellos no tienen todos los medios para llevar a la gente después de la primera conversión, de la segunda conversión, la fuerza de llevarlos hasta la perfección de la vida cristiana. Y de hecho en sus encuentros, tan fuertes, de quien tenemos que aprender mucho, todo rodea alrededor de esta conversión cuando se encontró al Señor, se aceptó a Jesús como Señor personal, parece que este es el comienzo el final, No! Este es simplemente el inicio, porque después de haber creido al Evangelio, hay todo el Evangelio: las bienaventuranzas, la renuncia a sí mismo, la cruz, la noche oscura (aplausos, ovación de pie)

Entonces sería una lástima, si la gente tendría que ir a estas iglesias para escuchar simplemente este mensaje: "no hay ninguna condenación por los que son en Cristo Jesús, porque la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús te ha liberado de la ley de la muerte y del pecado" la gente parece que necesita escuchar este primer anuncio que te da un respiro grande: la libertad del Espíritu! Y después! Podrás decir: se necesita que tú renuncies a ti mismo, que seas puro, que sea humilde, que... sirva a los demás, después! Cuando uno se siente lleno del Espíritu Santo el Espíritu nos da la fuerza de hacer esto.

En nuestros encuentros con los hermanos pentecostales había mucha amistad y podíamos hablar con mucha libertad unos a otros, y como ellos hablaban muy a menudo del Lleno (full) Evangelio, El Lleno Evangelio, hay incluso una asociación que se llama "Full Gospel Fellowship", no sé si alguno la conoce, esta idea, ellos siempre decían que ellos tienen el "Lleno Evangelio", un Evangelio lleno, completo, pero una vez yo les digo: "hermanos protestantes, sí, tenéis el Evangelio Lleno, pero vuestro Evangelio está Lleno de agujeros!" (ovación de pie y aplausos) "porque todas las páginas que hablan de María parece que han sido arrancadas, la página que habla de la posibilidad de elegir la continencia, el celibato, por el Reino de Dios, que es Mateo 19, parece también está desaparecida, entonces está lleno, pero lleno de agujeros". Ellos se reían porque había la posibilidad de hablar.

Esto no quiere decir que ellos no tienen nada qué reprochar a nosotros los católicos, tienen también ellos algo, y es que muy a menudo tenemos todo los medios de la santificación, pero estamos muertos, sin fe, sin entusiasmo, sin una relación personal para con Jesús, esta relación que te acompaña cada momento, cada instante.

Y esta sería la última refexión que voy a compartir con ustedes, cómo aceptar el Señorío de Cristo, entrar en este mundo misterioso del Señorío de Cristo, es algo muy práctico, no se queda aquí, no es simplemente sí un golpe de audacia que te haga después la vida como antes. Es algo que va a cambiar, tiene un dinamismo que te empuja a corregirte, a cambiar algunos aspectos de tu vida, porque quien dice "Jesús es el Señor", le está dando las riendas de su vida en cada sector de su vida, porque hay en nuestra vida muchos sectores, hay el sector de la inteligencia, la dimensión intelectual, y Jesús tiene que volverse el Señor de nuestra mentalidad, de nuestra manera de juzgar, nosotros no hemos recibido el Espíritu del mundo, la mentalidad del mundo, sabemos cómo el mundo científico hoy habla, el mundo secularizado, piensa que todo se queda aquí, lo que se vive en esta vida, es tremendo porque esta visión del mundo puede placer, puede hacer contentos los ricos, los sanos, los que tienen todos los recursos, pero ¿qué decimos de los billones de hombres que no tienen nada? ¿podemos decir "estáis contentos de lo que encontráis en esta vida de este tiempo"?

Entonces el mundo tiene una visión muy secularizada, donde lo que cuenta es el dinero, el placer, el poder, y tenemos que cambiar esta mentalidad que es la que nos llega a nosotros a través de la televisión, del internet, y siempre poner encima de esto el Señorío de Cristo, es decir, lo que Cristo dice que no, que lo que cuenta es alcanzar el Reino de Dios, incluso si se necesitara de cortarse un ojo, porque es mejor entrar en el Reino de Dios en la vida eterna con un ojo sólo porque después el Señor nos dará, que con todos los ojos venir donde el infierno.

Entonces Jesús tiene que volverse el Señor de nuestra inteligencia, de nuestra mentalidad, manera de pensar, y después hay en nosotros una esfera que es la afectividad, que es la voluntad, la afectividad, todo lo que la Biblia resume en el símbolo del corazón y Jesús tiene que ser el Señor de nuestro corazón, de nuestros amores, de nuestras relaciones y después hay la esfera de las manos, es decir del trabajo; hay la esfera de la sexualidad que es tan delicada, tan hermosa porque es un don de Dios, es un don de Dios maravilloso, que tiene un sentido muy especial ¿Por qué el Señor creó la sexualidad, los sexos, hombres y mujeres? porque el Señor sabía que la criatura finita, limitada, tiende a ser encerrada en sí misma, como una isla, a ponerse como el centro, entonces creando el hombre así con el sexo, creando los dos sexos, ha hecho, ha puesto en la criatura la necesidad de salir de sí misma y encontrar al otro, en esta atracción sexual y después de poder encontrar al otro sexo, se encuentra al "otro" los demás, el prójimo, y detrás de esto hay el "Otro" con la letra capital, que es Totalmente Otro, Dios.

Entonces nos es algo destinado a la satisfacción de un momento esta realidad de la sexualidad, es un don de Dios que tiene el sentido de hacernos salir de nosotros mismos, hacer de nosotros criaturas abiertas, abiertas a abrazar toda la realidad, Dios mismo. Entonces no se puede hacer de este don de Dios como el mundo hace una mercancía ¿se dice mercancía en castellano? Algo que se puede vender y comprar y después echar cuando no sirve más.

Y tenemos que hacer a Jesús el Señor, el Señor te dice "bienaventurados los puros de corazón", que significa no los que no aman a ninguno, los que aman cada uno de una manera apropiada, porque la castidad la pureza no significa renunciar al amor ni en el matrimonio ni en la vida consagrada, significa gozar de este don en la voluntad de Dios que es por supuesto la más bella, la más segura, y proclamar a Jesús Señor entonces es un desafío muy grande porque cada momento en el día y en la noche esto te recuerda que tú tienes que tener como tu regla el Evangelio.

Yo he observado algunas veces lo que pasa en una familia cuando se anuncia una visita inesperada. Estaba ahí, y esta campana y la dueña de casa se da cuenta que hay una visita que no esperaba y entonces ¿qué hace? Yo he visto qué hace, se apresura a cerrar las puertas de los cuartitos que no están en orden (carcajadas) ¿verdad? para guiar a la sala, al cuarto bueno, y esto es precisamente lo que no se tiene que hacer con Jesús. Cuando se invita a Jesús a entrar en su vida se necesita precisamente abrirle los cuartitos que no están en orden, y en cada uno de nosotros, hay tal vez un aspecto de la vida, puede ser este de la sexualidad, de los negocios, de la manera donde yo practico mis negocios, puede ser en el tiempo libre, como empleo mi tiempo libre, puede ser mis relaciones, hay alguna relación con mi mujer, con mi hijo, con mi dador de trabajo, puede estar una relación equivocada, equivocada por exceso o por defecto, por exceso porque hay una atracción morbosa que no es según mi estado que no es conforme a mi estado, puede ser por defecto porque hay un rencor un odio, entonces el Señorío de Cristo te empuja a sanar esta relación, al menos de tu parte sanarla.

Donde se ve hermanos como el Señorío de Cristo es verdaderamente el resumen de toda la Evangelización.

Termino con este recuerdo. Cuando por primera vez acudí a un encuentro carismático ecuménico en los Estados Unido, habían cuarenta mil personas, veinte mil católicos y veinte mil de otras confesiones cristianas, pentecostales la mayoría. Y estaba ahí como observador, no estaba todavía involucrado en la religión carismática. Y una tarde en el estado, en este inmenso estadio, habia uno de los líderes y tomó el micrófono y empezó a hablar de una manera para mí en este momento extraña, decía: "Obispos, llorad y haced lamento porque el cuerpo de mi Hijo está roto, destrozado. Vosotros los pastores, los sacerdotes y después los laicos llorad y haced lamento porque el cuerpo de mi Hijo está destrozado" y mientras que se proclamaba esto yo veía a la gente alrededor de mí que caía de rodillas, hasta que toda esta muchedumbre fue una masa de gente que lloraba por arrepentimiento de las divisiones entre los cristianos y todo esto mientras había un letrero que pasaba de una parte a otra del estadio que decía: "Jesus is Lord", "Jesús es el Señor". Y me pareció una profecía viviente y me decía si un día los cristianos estaremos todos reunidos en una misma Iglesia será así cuando todos estaremos de rodillas arrepentidos por las divisiones de nuestros pecados, bajo el Señorío de Cristo.

Proclamamos por última vez entonces
-si con tus labios tú profesas ¿qué?
–Jesús es el Señor
–y si en tu corazón tú crees ¿qué?
–Dios le resucitó de entre los muertos
–tú serás ¿qué?
–Salvo!
-No! Tú eres, ya, salvo!!!!.... A Él!

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