lunes, febrero 07, 2011

Gracia y Pereza

En la caja de comentarios (que dejé abierta por error) de un post un lector anónimo me pregunta:

Hola Gabaon, Dios te bendiga.

Lei mucho el blog y veo que un tema que tocas continuamente es el de la predicacion de la Gracia y el semipelagianismo en la iglesia.
Tema muy interesante y tal vez uno de los que deberia hablarse mas seguido.
Te molesto, por que analizando sobre esto, me di cuenta de un problema en al iglesia que es realmente "paradojico" y sumamente raro. El tema es el siguiente ¿Por que los pelagianos y semipelagianos en la iglesia son los que hacen mas obras, tratan de abogar por mas libertad en la iglesia y buscan la participacion de todos, etc, mientras que los que predican sobre la Gracia son generalmente conservadores y no florecen en obras?
Evidentemente la culpa no la tiene Dios, ni la tiene la predicacion de la Gracia pero... ¿A que se debe esto tan raro?
Tal vez este no es el mejor medio para consultarte esto, pero me gustaria poder conversar este asunto contigo.

Muchas Gracias.

Haciéndole caso a Santo Tomás y su principio acuñado de "... siempre distingue" yo haría una distinción al hablar de los que "predican sobre la gracia". Hay una gracia que se predica que es la que Bonhoeffer llamaba "gracia barata" que no es más que justificar el pecado y la holgazanería a cuenta de que Dios nos salva gratuitamente. Esa jamás será la gracia a la que me refiero en mis posts que debe ser predicada. En los predicadores de esa gracia, de los que yo no conozco en persona ni uno solo, se observa lo que dices.

Ahora cuando uno confronta el pelagianismo contra la predicación de la gracia verdadera, pues yo noto todo lo contrario. Son los que se amparan y se abandonan a la gracia de Dios los que pueden llevar a cabo las más exigentes tareas y obras de caridad. Y digo "de caridad", en el sentido de que son obras promovidas por el amor cristiano, que es una gracia; porque si las motivara otro cosa que no fuera este amor, de nada aprovechan para la salvación del que las hace, y de muy poco aprovechan para los otros, a raíz de su ausencia de amor.

Nota el testimonio de todos los santos. Yo no conozco uno sólo que se adjudique a sí mismo, a sus facultades naturales, el poder para obrar las obras que hace. De todos los testimonios que conozco de santos, todos, reconocen como proveniente de la gracia de Dios no solo la capacidad para obrar el bien en orden a la salvación sino la eficiencia y logro mismos de las obras que hacen. Esto mismo lo observo en el día a día con mis hermanos, amigos y conocidos que quieren agradar al Señor.

Esto es evidente ante la razón también, no solo ante los testimonios.

La gracia se da para que el hombre pueda efectuar actos que superan su poder natural. No sólo para vencer la influencia de la concupiscencia, aun en ausencia de la concupiscencia la gracia se otorgaría para este fin. Eso quiere decir que con la gracia el hombre hace cosas que sin ella no podría hacer (esto requiere distinciones que por brevedad me reservo).

Para mí lo paradójico e irónico es todo lo contrario. Que los hombres que siempre están apelando al libre albedrío a la voluntad del hombre, sin referencias explícitas a la gracia divina, tienen ministerios y feligresías menos numerosas, menos saludables, menos productivas y menos participativas que aquellos que han dado centralidad a la predicación de la gracia.

Hay algo distintivo del predicador de la gracia verdadera. Son de los predicadores más exigentes que hay. Nota el caso extremo, distorsionado, en el Calvinismo tradicional y en el Jansenismo. Si la gracia todo lo puede, y si hay una gracia eficaz por sí misma, pues el hombre se queda sin excusa ante el pecado. Cualquier pecado, incluido los de omisión, no son más que la señal de que se ha rechazado una oferta de gracia de Dios, porque de haberla aceptado el hombre hubiese recibido otra gracia para hacer lo que Dios quiere que haga y eficaz e infaliblemente ¡lo hubiese hecho!.

Pasa todo lo contrario con el Pelagiano. El Pelagianismo es una apelación exclusiva a la voluntad humana, el semi-pelagianismo una invitación a la misma voluntad como primer acto y a la aceptación autónoma de la ayuda siguiente de Dios como respuesta a la disposicón autónoma y primera del hombre. Rápido uno nota que el hombre falla una y otra vez, pues se está dejando en las manos del hombre orgulloso algo que él no puede hacer sin la ayuda de Dios. Esto termina con un ir haciendo descender los estándares de moralidad, con rebajar la categoría de pecado. Nota que son estos mismos hombres que apelan siempre a la voluntad humana sin referencias a la gracia divina los mismos que han introducido en la Iglesia toda clase de laxismo moral y espiritual. No que ellos sean el único canal, pero no sorprende que venga de ellos.

Un abrazo en Cristo, Anónimo.

1 Comments:

At 4:39 p. m., Blogger Gabaon said...

En mi perfil está mi correo, con gusto te contesto en privado. Por falta de tiempo, por no pasar por desatento, y para evitarme las confrontaciones prefiero no abrir los comentarios en los posts.

 

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