viernes, septiembre 16, 2005

Justificación: Trento A La Luz De Calvino (I)

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Lamentablemente muchos católicos siguen viendo el Concilio de Trento bajo el prisma de Calvino, y naturalmente la postura de Calvino recoge perfectamente el sentir de la mayoría protestante respecto a las declaraciones del Concilio en lo referente a nuestra Justificación.

Calvino resumía su opinión del Concilio diciendo que las definiciones de éste "en toda su longitud no contienen nada más que el gastado dogma de las escuelas: que los hombres son justificados en parte por la gracia de Dios y en parte por sus propias obras." (1)

El error de muchos católicos ha sido aceptar la crítica de Calvino y han asumido la defensa de esa postura, que Calvino dice sostiene el Catolicismo, como la que realmente profesa la Iglesia Católica, y por eso se encuentra uno con esta "apologética" de nunca acabar: el protestante que nos acusa de semi-pelagianos y el "católico" defendiendo sin quererlo o saberlo el semi-pelagianismo, o la mejor de las veces, mezclando aspectos que no se deben mezclar como las obras meritorias con la justificación como producto de ellas.

Pero nada más lejano a la realidad Católica. Ni la Iglesia Católica en toda su historia, ni específicamente el Concilio de Trento defienden que la causa de la Justificación del hombre sea Gracia + Obras. Eso es una herejía condenada en todo lo largo y ancho de la historia del Catolicismo. La justificación tiene una sóla causa: La Gracia de Dios.

En estos posts me limitaré a algunos puntos que recoge la controversia sobre el tema de la Justificación:

1. ¿Qué es La Justificación?.
2. El Problema Justificación - Santificación.
3. ¿Qué causa o precede a la Justificación?.
4. La fe que Justifica.
5. La pérdida de la Justificación
6. El aumento de Justificación.
7. La relación Obras - Vida Eterna.

La Justificación

Según el Concilio la justificación es "el perdón de los pecados [,] la santificación y renovación del hombre interior por la admisión voluntaria de la gracia y dones que la siguen; de donde resulta que el hombre de injusto pasa a ser justo, y de enemigo a amigo, para ser heredero en esperanza de la vida eterna." (2) Sin embargo nuestro hermano Calvino opina que por justificación "es imposible entender otra cosa más que aceptación gratuita" (3) y también que nada es más claro que pensar que "somos considerados justos ante la mirada de Dios porque nuestros pecados son expiados por Jesucristo y ya no estamos sujetos a responsabilidad por ellos". (4) El problema estriba sencillamente en que Calvino, junto a casi toda la tradición protestante, se niega a incluir "la santificación y renovación del hombre" dentro de la justificación. Para los protestantes la justificación consiste exclusivamente en la no-imputación de los pecados, en nada más. El católico cometería un grave error si pensara que la no-imputación de los pecados es una novedad protestante o si rechazara la argumentación protestante en favor de la no-imputación. Este es un aspecto de la doctrina de la justificación común en ambas tradiciones en el que estamos plenamente de acuerdo. El problema, entonces, consiste en que nosotros los católicos pensamos que la justificación incluye también la renovación interior.

Justificación-Santificación

El problema tiene más repercusiones de las que parece. Un error común que comete el católico es acusar al protestante de que le resta importancia a la renovación interior del hombre, pero la realidad es que todo el énfasis que el católico pone en esta renovación está igual de presente en el protestantismo. Calvino reconocía que "tan pronto como alguien es justificado, la renovación necesariamente le sigue: y no hay disputa sobre si Cristo santifica a todos los que justifica." (5) Así, es fácilmente visible que el protestantismo tiene todo el énfasis bíblico que debe ponerse en la renovación interior, el problema radica en el acto divino al que se le adjudica la labor de esta renovación. El catolicismo lo pone en el mismo acto de la justificación mientras que el protestantismo junto a Calvino, aún admitiendo que "nunca somos recibidos en el favor de Dios sin ser al mismo tiempo regenerados a la santidad de vida" (6) al mismo tiempo niegan que "alguna parte de la justificación consista en cualidad, o en el hábito que reside en nosotros" (7) y en el mismo sentido afirman que "somos justos (justificados) sólo por aceptación gratuita." por lo que para ellos la renovación le corresponde al acto de la santificación ya que "la justificación no incluye la renovación de la vida." (8). En resumidas cuentas el catolicismo cree en una justificación infusa, es decir, que consiste en la modificación que hace Dios del estado real del alma del pecador convirtiéndolo en justo creando en él una realidad que antes no existía y el protestantismo afirma que la justificación es forense, es decir, que consiste en nada más que en la decisión de Dios de no tomar en cuenta nuestros pecados gracias a nuestra fe en la obra de Jesús.

Si consideramos que el protestantismo sí cree en la infusión de un hábito en el alma (santificación) y que el catolicismo también cree en la decisión jurídica estrictamente legal que Dios toma de no imputarnos nuestros pecados (justificación) parecería ser, para el cristiano común, que la controversia en este punto es bien trivial, pero veamos su profundidad.

El problema es que el protestantismo comunmente considera la santificación como el proceso a través del cual el Espíritu Santo nos va formando el carácter, y haciéndonos vencer paulatinamente las apetencias de la carne. Cuando el catolicismo habla de santificación primeramente piensa en esa renovación sobrenatural que Dios hace de las facultades del alma sin cooperación alguna del hombre. Por eso al hablar de santificación protestantismo y catolicismo están hablando de dos cosas distintas, y por eso al protestantismo le re-pugna la idea de que Dios requiera la santificación antes de aceptar a alguien como hijo suyo y justificarlo.

La verdad es que La Biblia no sabe de la división que ha hecho el Protestantismo entre Santificación y Justificación, e incluso el mismo Calvino que reconoce que algunas veces la Biblia al hablar de justificar se refiere a la santificación aún así insiste en que ambos actos deben ser divididos y considerados como distintos. Cada vez más teólogos protestantes reconocen que si existe alguna división entre Justificación y Santificación es más conceptual que real; otros como Karl Barth, mantienen que deben ser separados como aspectos, pero que deben considerarse ambos aspectos como partes de un solo acto por medio del cual Dios realmente hace justo al que justifica y no meramente lo declara como tal (9).

Cuando La Biblia dice: "él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo" o por igual "Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros." o del mismo modo "Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios" (10) ha puesto en el mismo orden el acto de Dios que lava, regenera, santifica y renueva, en una misma acción de Dios. Y no es casualidad que combine estos tres versos en los que aparece la acción del Espíritu Santo, para eliminar las objeciones de ambos grupos, del protestante que ve en el acto salvífico de Dios no más que no-imputación y la del católico que pretende añadirle sus obras a una acción en la que no se requiere de ellas por su inutilidad para justificar. El verso de Tito es bien explícito, Dios nos salvó mediante el baño de regeneración y de renovación del Espíritu. Solamente este verso representa una muralla infranqueable para la teoría de una justificación distinta de la santificación. Del mismo modo Pablo pone al Espíritu como el responsable de la Resurrección de Cristo y responsabiliza al mismo Espíritu de la acción que nos traerá a la vida eterna vivificándonos, Dios no justifica a los muertos y obviamente el Espíritu renueva y vivifica (santifica) al que Dios adoptará como hijo (justificación).

Veamos el caso del ladrón perdonado en la cruz. Ante este suceso la teoría protestante se queda sin respuestas, catolicismo y protestantismos reconocen que a aquel hombre sus pecados no le fueron imputados. Pero el Protestantismo ( y la Biblia) demanda que alguien que es justificado sea santificado también antes de entrar al cielo, pero a este hombre no le dio tiempo para que el Espíritu lo santifique, sin embargo todos sabemos que terminó en el cielo. El catolicismo tiene la respuesta: a quien Dios justifica ya le ha santificado.

Algunos protestantes modernos pretenden salvar el claro problema que esta división extra bíblica, aunque apetecible para los sistemáticos, les causa añadiendo ¡¡¡una división más!!! separan la santificación en posicional y progresiva... ilusas e inútiles divisiones jurídicas, ahora Dios nos declara santos también no solo imputándonos la justicia de Cristo sino su santidad también y es a costa de esta santidad de Jesús que el ladrón, por ejemplo, fue reputado como santo aunque él no hubiese sido santificado realmente. ¡Huh?! ¿no es más bíblico y fácil entender que cuando fuimos justificados fuimos lavados y santificados tal como dice Pablo a los Corintios?

Una objeción común es 1 Corintios 1, 30: "Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (11) se pretende apoyar esta división inventada por el protestantismo usando este verso que enumera estos tres aspectos del acto divino, aunque así mismo de ridículo sería querer dividir la trinidad porque se enumere a sus tres personas, detengámonos en las dificultades de este verso.

Lo primero es que la palabra que este verso usa para santificación es hagiasmos que significa pureza, purificación, y su raíz hagios viene de puro, inmaculado, sacro, así que nada de santificación posicional o imputada, la Biblia dice claramente que Jesús significa para nosotros un cambio de realidad (pureza, sin manchas) no relacional.

Del mismo modo la palabra para justificación que se usa es dikaiosune que significa justicia, equidad y viene de la palabra dikaios que sorprendentemente el diccionario traduce como inocente y santo. (12) Nueva vez, nada de declaraciones jurídicas sino la indisoluble conexión entre Justificación y la acción renovadora de Dios que hace santo al que declara Justo.

Curiosamente el protestantismo hacía esta división porque pretendía basar la seguridad de la salvación en Cristo y no en la condición del hombre, pero el catolicismo lo que ha dicho es que la condición de santo que tiene un justificado es precisamente lo que ha recibido de Cristo ya que Él mismo otorga "perennemente su virtud en los justificados, como la cabeza en los miembros, y la cepa en los sarmientos". (13)

Dios no se anda con declaraciones al que declara justo es porque lo ha convertido en Justo.
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Notas.

*De todos los títulos en Inglés las traducciones son mías.

1. John Calvin, Antidote to the Sixth Session of The Council of Trent on the Doctrine of Justification.
2. Concilio de Trento, Sesión VI, Capítulo VII.
3. op.cit.
4. ibid.
5. ibid.
6. ibid.
7. ibid.
8. ibid.
9. Karl Barth, Church Dogmatics IV.
10. Tito 3, 5; Romanos 8, 11; 1 Corintios 6, 11 (Biblia de Jerusalén).
11. Reina Valera 1960.
12. King James Bible Strong's Greek Dictionary.
13. Concilio de Trento, Sesión VI, Capítulo XVI.

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