viernes, septiembre 16, 2005

Justificación: Trento A La Luz De Calvino (II)

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Lo que causa o precede a la Justificación

El Concilio lista cinco actos que preceden a la justificación (14) a saber:
1. Fe.
2. Temor de Dios.
3. Esperanza o confianza en Dios.
4. Amor inicial a Dios o detestación de lo que le ofende.
5. Deseo de recibir el bautismo.

Luego cita el Concilio las causas de la justificación (15) enumerando cinco de ellas:
1. La gloria de Dios.
2. El sello del Espíritu que nos limpia y purifica.
3. La satisfacción lograda por Cristo en la Cruz.
4. El bautismo.
5. La santidad que Dios nos regala.

Como fácilmente se nota, aquí no hay obras por ningún lado. Todo es gracia de Dios. Más enfáticamente el Concilio dictará como Doctrina Católica y Universal que "somos justificados gratuitamente, en cuanto ninguna de las cosas que preceden a la justificación, sea la fe, o sean las obras, merece la gracia de la justificación: porque si es gracia, ya no proviene de las obras: de otro modo, como dice el Apóstol, la gracia no sería gracia." (16) Sin embargo sobre este aspecto en particular el Concilio presenta el canon IX, causante de mucha controversia y malentendidos: "Si alguno dijere, que el pecador se justifica con sola la fe, entendiendo que no se requiere otra cosa alguna que coopere a conseguir la gracia de la justificación; y que de ningún modo es necesario que se prepare y disponga con el movimiento de su voluntad; sea excomulgado." (17)

Esta es la única vez en la que el Concilio habla directamente de la fórmula "Sola Fides" y como es claro no se condena la fórmula sino lo que algunos entienden por ella. Pero de la Fe me encargaré en el próximo punto.

Aquí Calvino nos ha entendido mejor que muchos católicos y evangélicos. Muchos católicos creen que en este canon Trento afirma que tenemos que obrar o que la justificación se entrega sólo a quien ofrece obras o actos piadosos. Sin embargo Calvino nos ha entendido mejor que eso al afirmar que nuestro "error consiste en compartir el trabajo entre Dios y nosotros mismos, como si transfiriéramos a nosotros la obediencia de un albedrío pío que asiente a la gracia divina, mientras que eso es la obra de Dios mismo." (18)

Aquí el problema no se trata de que el hombre añada obras sino que Calvino entiende que decimos que la justificación la causan la gracia de Dios más un aporte que hace el hombre de sí mismo, suyo propio, que es el libre albedrío, por eso nos llama semi-pelagianos. Sin embargo Trento ya ha dicho claramente que ese libre albedrío que acepta ser justificado, acepta sólo porque ha sido creado, enderezado y excitado por Dios y que sin esta acción deliberada y gratuita de Dios es imposible que el hombre asienta al llamado de la gracia.(19) Sí hemos defendido el libre albedrío, pero jamás como algo valedero por sí mismo o algo que aporta el hombre de por sí, sino como algo presente en el hombre y "modificado" por la gracia de Dios para que libremente y sin coacción asienta a la gracia. A esta modificación nuestra Iglesia siempre la ha considerado una gracia en sí misma.

Temo extenderme, pero quisiera traer sólo dos testigos de que la Tradición Católica de siglos previos y cercanos a Trento ya concebían este asentimiento del libre albedrío como producto mismo de la gracia de Dios, antes de que ella justifique al impío:

"...nunca perteneció al libre albedrío el preservarnos de la miseria y del pecado. La enfermedad de la voluntad procede de sí misma, su curación tiene que venir del Espíritu Santo... Él une nuestra voluntad a la suya por medio del consentimiento, curándole primero de su mala disposición, añadiendo luego poder a nuestra voluntad. De Dios solo, por consiguiente, procede el comienzo de nuestra salvación, y no lo hace ni por medio de nosotros ni con nosotros." (20)

"Después que el hombre cae libremente no puede de ninguna manera levantarse a menos que lo levante la gracia. Y a menos que él sea retenido por misericordia, se hunde por sus propios actos en un pecado tras otro hacia un abismo de pecados sin fin... Por consiguiente, así como nadie recibe buena voluntad si no es por medio de la gracia preveniente, así tampoco nadie la mantiene sino es por medio de la gracia consecuente." (21)

Por lo tanto el problema de Trento no es con la fórmula Sola Fides porque cree que hay que añadir obras o actos de algún tipo por parte del hombre sino porque Trento afirma que junto con el acto de fe, que es divino, hay otros actos también de origen divino y sobrenaturales que están presentes antes de que se produzca la justificación, que son los enumerados anteriormente. Calvino está de acuerdo con que la fe que justifica nunca está sola, Calvino reconoce que la voluntad tiene que aceptar libremente lo que la gracia le ofrece: "mantenemos que la fe es voluntaria, porque Dios conduce nuestra voluntad hacia Él. Añadido, que cuando decimos que un hombre es justificado por la fe sola, no fantaseamos con una fe privada de caridad, sino que profesamos que la fe sola es la causa de nuestra justificación." (22) Su problema radica, entonces, en que entiende que nosotros decimos que esas otras cosas producen justificación y no la fe, y que decimos que la voluntad es un aporte humano, y por lo ya demostrado no decimos ninguna de las dos cosas.

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Notas.

*De todos los títulos en Inglés las traducciones son mías.

14. Concilio de Trento, Sesión VI, Capítulo VI.
15. ibid, Capítulo VII.
16. ibid, Capítulo VIII.
17. ibid, Cánones sobre la Justificación, Canon IX
18. John Calvin, Antidote to the Sixth Session of The Council of Trent on the Doctrine of Justification.
19. Concilio de Trento, Sesión VI, Capítulo V. Capítulo VI.
20. Bernardo de Clairvaux, De la Gracia y el Libre Albedrío.
21. Anselm of Canterbury, The Harmony of Foreknowledge, The Predestination, And The Grace of God With Free Choice.
22. John Calvin, Antidote to the Sixth Session of The Council of Trent on the Doctrine of Justification

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