sábado, mayo 30, 2009

El Espíritu Santo Como Don (II)

Evidentemente San Pablo no sabe (ni Lucas tampoco) de un regalo del Espíritu Santo que no sea creado, sostenido y habilitado por el mismo Espíritu.

Para un católico que es más amigo de su teología sobre la "gracia creada" que de La Biblia, leer las Escrituras puede ser un verdadero desafío porque en la Biblia la importancia está puesta en la presencia del Espíritu Santo en los justos más que en la creación que se produce en el justo.

El debate Protestante-Católico tiene su raíz aquí. Lo que la Reforma quería mantener era la soberanía de Dios sobre la criatura. El Sola-Gratia persigue lo mismo que el Soli-Deo-Gloria: "no a nosotros Señor, no a nososotros, si no a tu nombre da la gloria", y su rebelión es una acusación contra un sistema-teológico que amenaza esta proclamación. Siguen caminando en busca del hijo de Lindbergh los que han hecho de este problema Católico-Protestante uno de Gracia + Obras Vs. Gracia - Obras. El problema es más serio que ese, pensar en un Catolicismo que profesa la necesidad de añadirle algo humano, externo, distinto y disociado a la gracia para la salvación es una ridiculez (aunque así lo sigan creyendo muchos católicos). Al igual que pensar en un Protestantismo que profesa que mientras el hombre crea firmemente en su salvación personal puede mantenerse pecando activamente es una idiotez mayúscula que a la verdad me ofende el mero hecho que una persona use su tiempo para hacer apología contra esta visión, que esa persona sea católica me escandaliza hasta quererme rasgar la camisa (me ahorro los links para que no se sientan invitados a dejarme algún mail).

Si usted siendo católico anda buscando la verdad y no un mero "sudar la camiseta de su equipo", no puede dejar de prestarle suficiente atención al hecho de que La Reforma nos está acusando de que estamos queriendo robarle la gloria a Dios, que nos están señalando que en La Biblia toda la obra de la salvación subjetiva se le otorga al obrar del Espíritu Santo en el hombre y que si habláramos de merecimientos para justificación pues sólo podemos hablar de lo que Jesús mereció en la cruz. Si esto es lo que La Reforma quiere preservar, apuntando hacia la Revelación, pues hay no sólo que tomárselo en serio, sino pensar seriamente en darles la razón.

Pero Catolicismo no es sinónimo de restarle algo a lo que el Protestantismo quiere preservar para Dios. Catolicismo no es sinónimo de quitarle el 100% al Espíritu Santo y apartarle un 30, 40 o 50 porciento al hombre. Catolicismo no es sinónimo de exaltación de la criatura a costa del Creador. Catolicismo no es sinónimo de inteligencia o sabiduría humana opuesta al revelacionismo protestante. Catolicismo no es sinónimo de filosofía contra teología.

¿Qué era lo que querían preservar, ahondar o sacar a la luz los escolásticos católicos del siglo XV a lo que a los Reformadores les pareció justo y santo oponerse? ¿Hoy hemos mantenido, traicionado, corregido o descubierto el verdadero valor de lo que impulsaba a los escolásticos medievales?

De esto se tratarán mis siguientes posts; al igual que siempre, mi cabeza y mi blog son sólo un laboratorio para extraer kerygma de nuestra Doctrina. Si algo no está orientado a Jesús, al anuncio de su muerte y proclamación de su Resurrección... pues yo... paso. Como lo que viene es un poco técnico me pareció interesante hacerle notar al tecnicista que ando buscando kerygma y no mumbo-jumbo filosófico para impresionar a alguno, y a los "de a pie" también quería señalarles que para disfrutar de las delicias del Señor a veces hay que soltar el biberón, cortar, pelar y masticar un poquito.

Parte I

Powered by Blogger All You Can UpLoad