Mi Primera Canción
Todavía no llega mi primera canción. Tantos años entre guitarra y piano y no te he escrito nada con música. Quizá llegue tarde, como tanta cosa en mi vida.
Si hoy te escribiese mi primera canción, te hablaría de un abrazo. No recuerdo un abrazo de Papá detenido, donde pudiera reposar mi cabeza en sus hombros. No me falla la memoria... es que no lo tuve. No sé lo que se siente abrazar a un hombre sin sentir este pudor de macho que cuenta los segundos y cualquier cantidad que pase de tres ya hace la situación molestosa. Sueño con perderme en tus hombros, cerrar los ojos, suspirar... algunas hebras de cabello tuyas en mi rostro y mi barba incipiente que suena cuando raspa tu cuello, Y tu abrazo no se acaba. Y allí tranquilo, sin querer soltar, decirte: ¡A b b a! ¡Abba! despacito... me sonrío, quiero despertar siempre y encontrarme allí.
Quisiera cantarte de cómo te quiero. Ya no te quiero querer en mi mente, ya no quiero hacer "actos de fe" para pensar en ti, esto me agota, me agota tanto la fe, me agota tanto la espera, me inquieta este amor que no siente, que sólo piensa, cree y espera. No quiero creer más, quiero verte.
Si hoy te dejara mis primeras líneas en una canción no hablaría de la cruz, ni de la gracia, ni de perdón, no mencionaría tu encarnación... hablaría de lo que se sentiría verte, tocarte, escuchar que lo que sale de tu boca es Una Persona, que Jesús es para mis oídos, que tu Espíritu es para que mi corazón sienta lo que me amas y que tú, Padre, me abrazas.
Hoy estoy hecho todo un carnal... y lo disfruto. Quizá hoy por primera vez estoy cerca de saber lo que sentía David cuando escribió que su carne descansaba en ti. Como mi primera canción para ti espera un día más... tomaré prestados un par de versos de David, hoy me sobra aquello de la instrucción, la idolatría y demás, para hoy esto:
«Yahveh, la parte de mi herencia y de mi copa, Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre»
De eso te cantaría, de hartura, de carne, de goces, de delicias, de copas, de estar a tu lado, pleno, saciado, lejos de este clamor ansioso por tener, pero que sólo recibe imágenes mentales de lo que será "pero todavía no" es.
Aunque hoy no te canto, te pido que tu Espíritu me dé un adelanto y avive Tu amor en mí, por favor.
Besos, te quiero.
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