Esperanza Sorprendente
La fe que más amo, dice Dios, es la esperanza.
La fe no me sorpende.
Ella no es sorprendente
Soy demasiado resplandeciente en mi creación...
Que en realidad para que esta pobre gente no me pueda ver tendría que ser ciega.
La caridad, dice Dios, eso no me sorprende.
Ella no es sorprendente.
Estas pobres criaturas son tan miserables que a menos que tuvieran un corazón de piedra, ¿cómo no podrían tenerse amor unos por otros?
¿Cómo no podrían amar a sus hermanos?
¿Cómo no podrían tomar el pan de sus propias bocas, su pan de cada día, en orden a dárselo a los infelices niños que deambulan por ahí?
Y mi hijo tuvo mucho amor hacia ellos...
Pero la esperanza, dice Dios, eso es algo que me sorprende.
Incluso a mí.
Eso es sorprendente.
Que estos pobres niños vean como van las cosas y crean que mañana irán mejor.
Que puedan ver cómo van las cosas hoy y crean que mejorarán mañana en la mañana.
Eso es sorprendente y es por mucho la más grande maravilla de nuestra gracia.
Y yo mismo soy sorprendido por ello.
Y mi gracia debe ser, de hecho, una fuerza increíble. (Charles Péguy, The Portal of the Mystery of Hope. Traducido por mí sin permisos explícitos.)
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