lunes, marzo 23, 2009

Predestinación Kerygmática I

Con el tema de la predestinación ha pasado lo mismo que con muchos otros tópicos evangélicos que el Protestantismo ha izado como bandera. Cada vez que la protesta Reformada tomó algo bíblico para sí y le hizo modificaciones a la versión Católica, el Catolicismo contra-protestó, se encontró con las disputas internas entres sus propias escuelas que no tenían una versión definida de esa verdad bíblica y se tuvo que definir ardua y forzosamente la verdad Católica en algún Concilio; en último momento se optó por silenciar la discusión de tal doctrina bíblica en los puntos que no se tenía Revelación. El resultado al final es que se descuida el tesoro católico pues deja de predicarse una de sus verdades y esta parte en discusión pasa a la penumbra, y a veces al olvido.

Uno se engañaría y pecaría de ingenuo si simplistamente decide pensar que es "mejor así". No se puede negar que incluso estos casos entran dentro de la Providencia Divina y que Dios siempre saca bien del mal que se le hace a su Iglesia, pero uno debe poner sus ojos ahí: en que la razón por la que algo se silencia es porque ha entrado el error dentro de los hijos de la Iglesia y se ha atentado con distorsionar el mensaje que ella atesoraba. El silencio sólo puede ser algo bueno en virtud de que algo malo le está pasando a la Iglesia, y lo bueno que le pasará a la Iglesia es que en algún momento tanto silencio le servirá para que al final se vuelva a predicar con vigor y ánimo nuevos, con esplendor y claridad renovadas la misma verdad de siempre.

El caso común es que me encuentre con católicos que no tienen ni la más mínima idea de que la Predestinación es Doctrina Católica, no sé que tan exacto sería decir que ese es el común denominador entre todos nosotros. Me sorprende que de los más informados que conozco su actitud sea la de no dedicarle tiempo a pensar en estas cosas, y lo que me lleva a la perplejidad es descubrir que el mayor número de los más entendidos en el tema que conozco prefieran rechazar la opinión de Santo Tomás y San Agustín al respecto.

Durante algunos pocos años Alvin Kimel fue uno de mis bloggers y apologistas preferidos. Luego de su ordenación como sacerdote católico ya casi no le hemos vuelto a ver por la blogosfera, me imagino que se encontró con la realidad de que aquí la mies es más abundante, pero los obreros son menos que en cualquier otro sitio. Me sorprendió que Kimel fuera uno de los que no pudiera encontrar Kerygma y Evangelio en la doctrina Tomista-Agustiniana de la Predestinación y que por eso la apunte como impredicable. La profundidad con la que Kimel mira a este problema es aplaudible, honesta, fiel a la tradición y enriquecedora.

En su planteamiento Kimel señala lo siguiente:

El lenguaje bíblico de la predestinación es discurso en primera y segunda persona. Es una manera de hablar del Evangelio para aquellos que han muerto con Cristo en el Bautismo y han sido levantados a una nueva vida en la Iglesia. Pero esta manera de hablar la buena nueva de Jesús ha sido efectivamente anulada por una transposición de proclamación a especulación intelectual. La doctrina de la elección ha sido divorciada del Evangelio; ha sido divorciada de Israel, de la Encarnación y de la Iglesia. (Fuente: Predestination. Traducción mía con permisos del autor)

Hasta aquí estoy totalmente de acuerdo con Kimel, me parece que a esto se llama poner toda la atención en el problema real. Lo que hemos perdido con el estado actual donde ha quedado la predestinación es eso: hemos perdido parte del Evangelio y su proclamación.

Donde yo empiezo a discrepar con el Padre Kimel es en la causa real que nos ha llevado a esta situación. Él ahonda:
El predicador Reformado así como el predicador Tomista, se para delante de una congregación compuesta de elegidos y réprobos. En este momento no importa si el predicador es supralapsario o infralapsario, doble-predestinatario o uni-predestinatario. Como teólogo católico J.Pohle afirma: "la predestinación absoluta de los benditos es al mismo tiempo la voluntad absoluta de Dios de "no elegir" a priori al resto de la humanidad (Suárez), o lo que viene a ser lo mismo: "excluírlos del cielo" (Gonet), en otras palabras: no salvarlos." Dios ha elegido algunos miembros de su congregación para la gloria eterna y ha, directa o indirectamente (preterición), elegido a otros para la perdición; pero como ni el pastor ni los fieles saben quienes son los elegidos y los réprobos, el pastor no tiene otra opción que cohibirse de proclamar la predestinación.

Pero ¿por qué no predicarle ambas la elección y la reprobación a la congregación? Porque la reprobación nunca puede ser un tema propicio de predicación Cristiana.... (Fuente: Predestination. Traducción mía con permisos del autor)


Hasta aquí ya tengo suficiente para comentar, pero antes prefiero señalar el camino que nos apunta Kimel que puede sacarnos de la situación de no-predicación de la predestinación donde estamos. El padre Kimel se ha hecho uno con Karl Barth en culpar a San Agustín (y a Santo Tomás indirectamente) de haber tomado un curso equivocado al presentar este problema y él opta por la aproximación de Barth. Añade, esclarecedoramente, debo decir:
¿Cómo puede la Iglesia recobrar la predicación de la predestinación? La clave, creo, está en reconocer que en la Escritura la predestinación es buena noticia. No es un enigma filosófico a ser resuelto; es una forma del evangelio para ser proclamada — y específicamente: una forma del evangelio para ser proclamada al bautizado. Ningún teólogo de la Iglesia lo ha visto más claro que Karl Barth...

El momento que uno hace el giro Agustiniano y busca explicar el rechazo humano del evangelio en términos de los decretos eternos Divinos, la predicación de la elección se hace imposible. La lógica parece inescapable. Si la salvación es sólo por la gracia, y si algunos rechazan a Cristo para su condenación, ¿no significa esto que Dios reprueba, directa o indirectamente a los condenados? Pero el evangelio en sí mismo no permite la pregunta. La elección de Cristo Jesús es la razón por la que algunos se salvan, ¡pero no es la razón por la que algunos se pierden!

Yo no creo que Dios sea el predestinatario absoluto de Agustín, Calvino, Beza y Báñez. Yo no creo que Dios sea un Dios que ha decretado eternamente, antes de la previsión del rechazo irrevocable del amor divino y su perdón, la salvación eterna de algunos y la reprobación eterna del resto. Estoy convencido que a pesar de toda su grandeza San Agustín se perdió trágicamente en este asunto de la predestinación y que su teoría ha tenido perniciosas repercusiones en las vidas esprituales de los Cristianos de Occidente. La teoría de la absoluta predestinación de Dios pone en entredicho, al nivel más fundamental, la indentidad y el carácter de Dios como se ha reveleado en Cristo Jesús.

Me doy cuenta de la arrasante naturaleza de este juicio. Para esos que están en desacuerdo, todo lo que les puedo decir es que vuelvan y relean el Nuevo Testamento. Si todavía están en desacuerdo, entonces consideren lo que significa que Dios sea una comunidad trinitaria eterna de amor absoluto e infinito. Consideren lo que significa que el Hijo eterno de Dios deba asumir la naturaleza humana, deba cargar los pecados de la humanidad hasta el sufrimiento y la muerte, deba levantarse de nuevo como el Nuevo Adán y ascender a la mano derecha del Padre. Y luego vuelva y relea el Nuevo Testamento.

El Dios y Padre Cristo Jesús quiere la salvación de cada ser humano que Él ha hecho y hará, sin excepción. Si Dios no murió en la cruz por los pecados de la humanidad, entonces Él no desea verdaderamente "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" y el Apóstol Pablo se hace un mentiroso (1 Timoteo 2:4). Si Dios ha reprobado incondicionalmente sólo una persona, entonces Dios no es el Dios del amor absoluto. Si Dios ha decidido rescatar de la masa condenada de la humanidad solo algunos y no a todos, entonces Él no es Padre, Hijos y Espíritu Santo.

Yo he escuchado todos los contra-argumentos. He leído la exegesis de la predestinación de los textos bíblicos controvertidos. He escuchado la retórica acerca de cómo Dios es glorificado por la reprobación de los impíos, que su decisión de elegir a algunos pero "dejar de lado" al resto debe ser realmente justa, aunque en el presente no podamos contemplar su justicia. No sólo no estoy persuadido sino que me siento ofendido en lo más íntimo de mi ser. John Wesley describió la doctrina de la predestinación absoluta como una blasfemia, y seguramente eso es lo que es...(Fuente: Predestination. Traducción mía con permisos del autor)

El Padre Kimel ha confesado humildemente que él no es ningún scholar de renombre experto en el tema por lo que no me queda mucho espacio para no imitar su humildad y no tengo más que confesar que yo ni siquiera tengo el suficiente expertise para siquiera abordarlo a él como compañero de diálogo. Por lo mismo esto no será un post académico sino el post de otro hijo de Dios que reconoce en ese Dios a un Padre, en Jesús su Salvador y en el Espíritu el amor mismo del Dios comunidad-trinitaria, pero aún así también comulga perfectamente con San Agustín y con Santo Tomás en esta doctrina de la elección y su predicación.

Parte II

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