lunes, abril 13, 2009

Infalibilidad Protestante

Al criticar tan abiertamente el compromiso romano-católico (¿Escritura o Tradición?), ¿no corremos el peligro de deslizarnos hacia el campo protestante y de absolutizar los criterios y modelos del pensamiento protestante? ¡De ningún modo! En la teología y la Iglesia protestante se produce a lo largo de la historia una substitución del magisterio romano por el «magisterio» de la Biblia que plantea serios interrogantes críticos. ¿No se ha substituido en muchos aspectos la infalibilidad del obispo de Roma o del concilio ecuménico por la infalibilidad de un «papa de papel»?

A la importancia concedida por los católicos a la tradición y a la infalibilidad de ciertas proposiciones eclesiásticas, los protestantes han opuesto muy pronto la infalibilidad de las afirmaciones de la Biblia. Pero, a causa de la polémica anticatólica, se desvió también aquí el planteamiento del problema. En su lucha contra las tradiciones introducidas en la Iglesia, los Reformadores no recurrieron a la infalibilidad de la Escritura, sino a la Escritura misma. Calvino utilizó la crítica filológica e histórica, y Lutero no dudó, dado el caso (carta de Santiago y Apocalipsis), en practicar una crítica de contenidos. Pero la idea de inspiración, que ciertamente compartían Reformadores y Concilio de Trento, aunque sin llevarla hasta el extremo, fue sistematizada en el siglo XVII por la ortodoxia luterana y reformada hasta convertirse en una inspiración al pie de la letra, es decir, en una inspiración verbal de la Escritura.

Como sabemos, la teoría de la inspiración e inerrancia verbal recibió un duro golpe con la Ilustración. El método histórico-crítico, aplicado también a los libros bíblicos, puso en evidencia el carácter humano e histórico de los mismos. Quedaba así más que patente la posibilidad de error del autor bíblico. Frente a esta indiscutible situación sólo cabe el atrincheramiento y la oposición a ultranza. La idea de una inspiración verbal se ha mantenido no sólo en numerosas sectas, sino también en algunas Iglesias protestantes, sobre todo en el moderno fundamentalismo americano y ciertas corrientes del pietismo europeo: «¡fe en la Biblia!» en vez de «¡fe en Cristo!» El biblicismo continúa siendo un constante peligro para la teología evangélica. Ya no se funda realmente la fe en el mensaje cristiano ni en el Cristo del mensaje, sino en la palabra infalible de la Biblia en cuanto tal. Muchos protestantes creen en su Biblia, del mismo modo que muchos católicos creen más en su Iglesia y en su papa, que en el mismo Dios y su Cristo. ¡A la apoteosis de la Iglesia, responde la apoteosis de la Biblia!

(Hans Küng, Teología Para La Postmodernidad)

1 Comments:

At 2:44 p. m., Blogger Gabaon said...

Me le debo al débil en la fe también (1 Corintios 8, 11) y no quiero, bajo ningún concepto, exasperarle ni mucho menos escandalizarle. Küng siempre ha sido para mí un pensador agudísimo, puede ver problemas con una presición pasmosa que muchos no ven, tiene el coraje y la valentía para enfrentarlos, cosa que muchos que se jactan de su ortodoxia no tienen, y encima tiene en su arsenal métodos y herramientas de sobra para trabajar sobre lo que su perspicacia le permite identificar. Siempre será para mí compañero de diálogo, un revulsivo para pensar, para salir de la pereza mental que muchos han confundido con piedad.

Pero para mis amigos que pueden escandalizarse, tranquilos, que le admiro en su trabajo y disciplina, mas no en sus conclusiones. Esto no es más que un ejercicio para pensar lo que viene en mis siguientes posts. Si alguno de ustedes mis queridos no me entiende, pues se lo digo en su lenguaje: Creo en la inerrancia de la Palabra y creo vehementemente en la infalibilidad del Magisterio.

Salud.

 

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